Aquí las acciones que hemos organizado para la jornada del 8M en Granada:
- 10:00 Acto conjunto con las reivindicaciones de las profesoras interinas en la Delegación de Igualdad.
- 18:00 Manifestación desde La perra gorda (Gran Vía, 23)
HUELGA GENERAL FEMINISTA 8M
Como cada 8 de marzo, los y las estudiantes salimos a la calle para reivindicar los derechos de las mujeres y para acabar con las injusticias que este sistema nos obliga a vivir. Este año vemos cómo el conjunto de la comunidad educativa, así como todos los trabajadores y trabajadoras, vamos a una huelga general ese día para reivindicar todo lo que creemos que es justo, para demostrar que nosotros y nosotras tenemos la fuerza de acabar con todas las opresiones y, por supuesto, con la opresión que las mujeres vivimos en esta sociedad.
Encontramos el machismo en todos los ámbitos de nuestra vida, y en todos ellos debemos luchar para acabar con las desigualdades. En esta huelga luchamos por un aborto libre y gratuito, por la igualdad salarial entre hombres y mujeres (la brecha salarial actual es del 22%), por el derecho de las mujeres a obtener pensiones contributivas (actualmente ostentan el 57'3% de las pensiones no contributivas), por una edad de jubilación justa, contra el recorte a las pensiones, por la socialización del trabajo doméstico y de cuidados, contra el paro (la tasa de paro masculina es del 18'41% frente al 22% del paro femenino), la precariedad laboral y los contratos precarios y temporales (de este tipo de contratos por el cuidado de hijos e hijas, y otras obligaciones familiares, las mujeres ocupan el 94%) que sufren las mujeres de manera mucho más brutal que los hombres.
Pero los y las estudiantes luchamos, sobre todo, contra los recortes en todos los servicios públicos. Las mujeres se ven especializadas en ciertos trabajos, muchos de ellos relacionados directamente con tareas de cuidados o con la reproducción de la ideología dominante, ambas cuestiones tradicionalmente realizadas por las mujeres. A día de hoy, ocupan ellas el 70% del empleo público, por lo que los recortes afectan directamente a las mujeres, a sus salarios, a sus condiciones de trabajo y, por supuesto, a sus condiciones de vida. Esto lo encontramos de manera contundente en educación. La división sexual del trabajo y la especialización de las mujeres a algunas tareas se muestra en el reparto de los puestos públicos en educación. En las primeras etapas educativas (educación de 0 a 11 años) la mayoría de profesionales son mujeres. En las enseñanzas medias, cuando todavía hay una parte de cuidados y de reproducción ideológica muy fuerte, aunque no tanto como en las etapas anteriores, sigue habiendo más profesoras que profesores. Sin embargo, en el ámbito universitario y otras formaciones superiores en las que las tareas de cuidados son ya mínimas, el número de profesores es mucho mayor que el de profesoras, un 38.4% son profesoras frente al 61.6% de hombres profesores
Por supuesto, todas estas injusticias y la opresión hacia las mujeres se ven día a día en el ámbito educativo, no sólo en la cuestión del profesorado. Las estudiantes y profesoras sufrimos el machismo en las aulas y en las instituciones académicas de manera continua, viendo nuestras condiciones de vida y de estudio empeoradas con cada reforma privatizadora y liberal. La reproducción de todos los roles de género, de la división sexual del trabajo, y de todos los ataques que las mujeres sufrimos en la vida diaria, se ven representadas y reproducidas en el sistema educativo. La imposibilidad de aislar los distintos espacios sociales y, por tanto, de encontrar espacios libres de machismo, nos lleva a la necesidad de poner sobre la mesa todas las injusticias que también en el sistema educativo se producen. Todas las discriminaciones, además, se ven potenciadas cuando se trata de mujeres que provienen de familias trabajadoras, pues tienen menos recursos para enfrentarse a la opresión y, además, cumplen un papel de reproducción y producción muy fuerte en el sistema, que se aprovecha de sus cuerpos, sus vidas y su trabajo.
Las estudiantes nos enfrentamos día a día a actitudes machistas y sexistas dentro de las aulas, tanto por parte del profesorado como por parte de los alumnos. No podemos seguir tolerando estas actitudes por el hecho de ser mujeres, ni el menosprecio o desigualdades con respecto a nuestros compañeros hombres. Tampoco podemos seguir tolerando que nuestros centros de estudio estén plagados de publicidad sexista que usa a las mujeres como elemento comercial, y a sus cuerpos como reclamo. La escuela pública, a todos sus niveles, debe estar libre de cualquier tipo de publicidad privada, sobre todo de aquella que mercantiliza a la mujer y a su cuerpo. Debemos pelear también, a nivel universitario, por un protocolo contra el acoso sexual en las aulas mucho más completo, que realmente sea capaz de hacer justicia en este tipo de casos, cada día más comunes, por desgracia, en nuestras facultades.
También a nivel universitario, en Granada, tenemos una de las cuestiones fundamentales que debemos pelear las estudiantes de la UGR en este 8 de marzo. La implantación del nuevo calendario académico va a tener un efecto devastador en los y las estudiantes provenientes de familias trabajadoras; sobre aquellxs que necesitan trabajar para poder pagar sus estudios. Esto, ligado al modelo universitario implantado por Bolonia en el que el tiempo de vida fuera de la universidad se ve reducido al mínimo, va a suponer tremendas problemáticas sobre las mujeres estudiantes. Las mujeres tenemos unas cargas de cuidados impuestas que suponen una parte muy significativa de nuestras vidas, y contra lo que nos posicionamos y luchamos por un reparto equitativo de dichas tareas. Este nuevo calendario va a suponer grandes cambios para todas las estudiantes que tienen obligaciones familiares fuera del ámbito académico. Por un lado, dificultará todavía más el hecho de compaginar vida académica y vida de cuidados familiares; la organización de las clases elimina cualquier tiempo posible para dedicarlo a cuestiones no académicas, y las fechas de los nuevos exámenes generarán grandes problemas a la hora de permitir que las mujeres puedan aprobar y responder a las obligaciones que la sociedad les impone. Por otro lado, las nuevas fechas de recuperaciones impedirán que las mujeres puedan repartir su tiempo durante el verano para estudiar, trabajar, y cuidar de familiares en los casos en los que tengan que hacerlo. Muchísimas estudiantes deben trabajar durante estos dos meses de verano de cara a sostener la economía familiar y poder seguir estudiando, y lo hacen con contratos parciales y precarios, mientras siguen con las tareas domésticas y de cuidados. Este nuevo modelo responde únicamente a los intereses de aquellos que no tienen que trabajar para vivir y estudiar, o que no cargan a sus espaldas con las tareas de cuidados a los que las mujeres se ven obligadas.
En las enseñanzas medias encontramos también grandes desigualdades de género, sobre todo en cuanto a la aplicación de las reválidas y los nuevos modelos de FP. Sólo un 30% de las personas que estudian en Andalucía una formación profesional son mujeres. Además dentro de las ramas de FP se ven algunas muy sexualizadas como por ejemplo la FP de auxiliar de enfermería donde encontramos un 94% de mujeres o la de Actividades domésticas y limpieza de edificios donde el porcentaje es de 98.5% de mujeres, frente a sólo un 4% de mujeres en FPs como informática o comunicaciones, o un 6% en Carpintería y mueble. Mujeres: ciclos formativos que tienen que ver de nuevo con las tareas reproductivas y de cuidados Hombres: ciclos formativos que tienen que ver con tareas productivas y tradicionalmente masculinizadas.
Ante todas estas situaciones injustas y ante la opresión constante que sufren las mujeres en todos los ámbitos de sus vidas, este 8 de marzo salimos a la calle para demostrar que todos y todas estamos en lucha por los derechos más fundamentales. Este 8 de marzo lo paramos todo con una huelga general feminista y educativa para demostrar que todxs, hombres y mujeres, estamos dispuestxs a paralizar la producción y el sistema en todos sus niveles para eliminar toda opresión de género. Porque las reivindicaciones feministas son las reivindicaciones del conjunto de lxs estudiantes y de la clase trabajadora, de aquellos que día a día sufrimos las injusticias. Sin embargo, esto no es suficiente. Debemos llevar estas reivindicaciones en todas nuestras luchas, en todos nuestros discursos. Deben ser una parte fundamental de nuestro día a día, de cara a conseguir que, en todos los conflictos, las mujeres puedan seguir avanzando hacia la igualdad.
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